domingo, 16 de enero de 2011
Antitaurino
Vivimos en una sociedad en la que los actos de agresión y violencia están a la orden del día. Los educadores a menudo percibimos esa violencia en las aulas, y nos encontramos también a menudo en una situación de desventaja para tratar de inculcar a nuestros alumnos unos valores diferentes, de respeto y de paz.
Por otra parte, las continuas campañas institucionales para tratar de frenar lacras como la violencia en los ámbitos escolares, o la no menos trágica violencia doméstica, no han conseguido un cambio de actitudes perceptible ni una disminución en el número de víctimas.
Algo no de extrañar, teniendo en cuenta que lo que los menores absorben e incorporan a su bagaje personal desde la más tierna infancia no son tanto los consejos ni las amonestaciones, como las actitudes que observan a su alrededor, en el entorno social y familiar, en los medios de comunicación y en su paso por la escuela, donde a menudo el currículo oculto no incide precisamente en la educación en valores que sí contemplan los currículos oficiales .
Dentro de esta situación de esquizofrenia moral generalizada cabe situar el reciente interés que han mostrado el Ministerio de Cultura y la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León por promover la tauromaquia entre los escolares castellanos y leoneses.
Consideramos que el fomento de la tauromaquia en los centros escolares constituye no sólo un atentado a los derechos del menor, sino también un grave ataque a los principios que sustentan el sistema educativo y que los enseñantes intentamos transmitir día a día : valores tales como el respeto hacia todos los seres vivos y a la naturaleza, el aprendizaje de resolución de conflictos por medio de la no-violencia , el rechazo a la crueldad y a toda forma de agresión, el desarrollo de la empatía y la compasión como cualidades básicas del sujeto ético.
La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de Mayo, de Educación, establece como objetivos generales del sistema educativo, el desarrollo de actitudes que permitan a los alumnos “valorar los animales más próximos al ser humano y adoptar modos de comportamiento que favorezcan su cuidado”; “fortalecer sus capacidades afectivas en todos los ámbitos de la personalidad”; “rechazar la violencia de cualquier tipo” ; “resolver pacíficamente los conflictos” o “adquirir una conciencia cívica responsable que fomente la corresponsabilidad en la construcción de una sociedad justa y equitativa”. Todas estas declaraciones de principios son incompatibles con las tradiciones crueles y el maltrato animal.
La promoción de la tauromaquia en la escuela supondría también que parte de los recursos financieros del sistema educativo público español se pongan al servicio de intereses económicos particulares. La actividad taurina se encuentra en franco retroceso al ser una aberración rechazada por la mayor parte de la sociedad ( el 80 % de los españoles no muestra ningún interés o rechaza las corridas de toros según la última encuesta Gallup- www. Gallup.es); sin embargo se sigue manteniendo artificialmente a base de subvenciones multimillonarias . Quizá sea el temor a dejar de percibir esas jugosas sumas de dinero público lo que está llevando a diferentes sectores pro-taurinos a aunarse en un espectacular esfuerzo mediático e institucional por hacer renacer el interés en las corridas de toros. Nosotros nos oponemos a que nuestros menores sean utilizados para este fin.
Nos ampara la LEY 14/2002, de 25 de julio, de Promoción, Atención y Protección a la Infancia en Castilla y León, que establece, en su artículo 15, que “todo menor debe ser activamente protegido contra cualquier forma de violencia”; y , en su artículo 30, referido a Establecimientos y espectáculos públicos, que “se prohíbe la entrada de menores en los establecimientos, locales o recintos siguientes: a) aquellos en los que tengan lugar actividades o espectáculos violentos”.
Nos oponemos al concepto de “excepcionalidad” por ser una forma de burlar la normativa vigente, y que sirve en el caso de los espectáculos taurinos para justificar su ilegalidad , ya que vulneran todo tipo de leyes de protección animal , protección a la infancia e incluso protección de la salud pública, pues su condición de “excepcionalidad” cultural los exime de cumplir las normas.
Es ya hora de que desde los poderes públicos se opte por posicionamientos éticos en cuestiones tales como el maltrato animal, y que se admita el hecho de que la tradición jamás puede ser considerada fuente de legitimación moral, especialmente cuando dicha “tradición” consiste en causar sufrimiento a un ser sintiente.
Afirmamos que las políticas educativas deben modernizarse y avanzar con una sociedad que evoluciona moralmente, enriqueciéndose con alternativas humanitarias y rechazando todo uso de la violencia contra un ser sintiente. La educación en la crueldad que favorecen actos como las corridas de toros y las escuelas de tauromaquia atenta contra la dignidad, el derecho a la vida y a no ser torturado que todo animal posee, alienta un desarrollo psico-afectivo basado en la insensibilidad hacia el sufrimiento y degrada al conjunto de la sociedad que permite este tipo de educación para sus menores. La educación basada en la crueldad animal se opone radicalmente a los valores educativos de respeto hacia el resto de los seres vivos. En palabras de M. Gandhi, “el progreso moral de una nación puede ser juzgado por la forma en que trata a sus animales”.
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1 comentario:
Yo tambien estoy en contra de cualquier maltrato a los animales,por eso voto a Pacma,por si no lo conoces partido antitaurino contra el maltrato animal,es el unico partido en España ke defiende a los animales,juntos acabaremos kn el maltrato,es una tarea dificil pero nada a luchar
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